Los acontecimientos vitales estresantes, el encierro domiciliario prolongado, el duelo brutal, la violencia intrafamiliar, el uso excesivo de Internet y las redes sociales son factores que podrían influir en la salud mental de los adolescentes durante este período. La pandemia de COVID-19 podría provocar un aumento de los trastornos psiquiátricos, como el estrés postraumático, los trastornos depresivos y de ansiedad, así como los síntomas relacionados con el duelo. Los adolescentes con trastornos psiquiátricos corren el riesgo de sufrir una ruptura o un cambio en su atención y gestión; pueden experimentar un aumento de los síntomas. La pandemia de COVID-19 y el confinamiento pueden tener un impacto negativo en la salud mental de los adolescentes, aunque todavía no hay datos sobre el impacto a largo plazo de esta crisis. La vulnerabilidad individual, familiar y social de los adolescentes, así como sus capacidades de afrontamiento individuales y familiares, son factores relacionados con la salud mental de los adolescentes en tiempos de crisis. Los adolescentes suelen ser vulnerables y requieren una cuidadosa consideración por parte de los cuidadores y adaptaciones del sistema de salud para permitir el apoyo de la salud mental a pesar del bloqueo.

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Los adolescentes son un grupo vulnerable y están viviendo un momento de transición difícil (Swick et al., 2002; Larsen y Luna, 2018; Sturman y Moghaddam, 2011). El brote de COVID-19 y el confinamiento pueden tener múltiples consecuencias en la vida de los adolescentes: estrés crónico y agudo, preocupación por sus familias, duelos inesperados, receso escolar repentino y confinamiento domiciliario en muchos países, mayor tiempo de acceso a Internet y redes sociales. medios de comunicación, se preocupan por el futuro económico de su familia y de su país.

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Un estudio de familias estadounidenses expuestas a los virus H1N1 y SARS-CoV (coronavirus del síndrome respiratorio agudo severo) informó PTSD en el 30% de los niños expuestos a medidas de cuarentena (Sprang y Silman, 2013). Los trastornos de estrés postraumático, la depresión y la ansiedad son posibles impactos desastrosos en la salud mental de los adolescentes (Kar y Bastia, 2006; Yule et al., 2000; Bolton et al., 2000; Kar, 2019). Se estima que las niñas tienen el doble de probabilidades de sufrir trastorno de estrés postraumático (Garza y Jovanovic, 2017; Fan et al., 2015).

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Los trastornos de estrés postraumático en los niños tienen un impacto en el desarrollo del cerebro. El trastorno de estrés postraumático en niños se asocia con alteraciones en los circuitos frontolímbicos, lo que puede contribuir a una mayor reactividad ante amenazas y una regulación emocional más débil.Herringa, 2017). El trastorno de estrés postraumático en niños tiene consecuencias neuroanatómicas y neurofuncionales (disminución del volumen del hipocampo, aumento de la reactividad de la amígdala y disminución del acoplamiento amígdala-prefrontal con la edad) (Herringa, 2017).

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En una encuesta entre 8.079 adolescentes chinos de entre 12 y 18 años, Zhou et al. informaron una alta prevalencia de síntomas de depresión (43%), ansiedad (37%) y depresión y ansiedad combinadas (31%) durante el brote de COVID-19 (Zhou et al., 2020). El sexo femenino fue el factor de mayor riesgo para estos síntomas.

Estos estudios sobre la salud mental de los adolescentes durante el brote de COVID-19 respaldan la hipótesis de un riesgo de trastorno de estrés postraumático, síntomas depresivos y de ansiedad relacionados con esta pandemia.